En la jornada de ayer asistimos perplejos a una una nueva noticia sobre la gobernabilidad de nuestro hermoso país. Su Alteza Real el Rey Felipe VI designó en la jornada de ayer al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, como candidato a la investidura como Presidente del gobierno central, tras la segunda negativa del Sr. Rajoy.
Realmente es una situación única y por supuesto histórica la que está aconteciendo en nuestro país. Y aún no podemos asegurar qué podrá ocurrir ya que unas segundas elecciones son más que posibles, y por lo tanto estaríamos asistiendo expectantes a un momento totalmente irrepetible.
En mi modesta opinión, el actual presidente en funciones, Rajoy, ha mostrado ser una persona sensata y observadora ya que, tras las numerosas tentativas con el resto de representantes de fuerzas políticas, y analizadas las posturas de los diferentes líderes, se ha negado rotundamente a proceder a la investidura. El ridículo hubiese sido antológico.
Y es que, aunque estemos experimentando unas circunstancias nuevas, no resta lo rocambolesco de la situación y comienza a resquemar un poco las posturas de las viejas glorias del PSOE y la fractura que Sánchez está estableciendo desde lo más hondo de las bases del partido de Iglesias, el cual no tiene nada que ver con un señor de coleta coetáneo.
En consecuencia con los movimientos y declaraciones de Sánchez pienso que, ahora que los mercados estaban de nuevo confiando en nuestro país, que la bolsa comenzaba a subir y la economía comenzaba a experimentar un progreso nuestro sistema sufre un parón colmado de inestabilidad política. Justo ahora. Por lo que personalmente me pregunto, por supuesto pensando en el egocentrismo del Sr. Sánchez, ¿querrá alguien ser presidente por y para España?
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