15 febrero 2016

Qué pequeño gran ejemplo






   Otro año más celebramos un día tan importante como lo es el Día Mundial contra el Cáncer Infantil. Sabor agrio me produce este tema, ya que aquellas personas que sufren esta enfermedad no solo la padecen en primera persona sino todos los que están a su al rededor. Y sinceramente, y por supuesto con todos mis respetos, no es lo mismo una persona adulta enferma que una persona joven, mucho menos un niño. Obviamente toda enfermedad, ya sea cáncer como párkinson, alzheimer o cualquier otra del tipo que sea, es una verdadera desgracia, pero como siempre, y aunque suene extraño, hay que sacarle el lado positivo.

   Y es que, cuando veo casos en los que la enfermedad ha supuesto un antes y un después en una vida, y que esta vida está luchando por mantenerse en pie, con tremendas ganas de vivir, de aprovechar el mucho o poco tiempo que le reste en este mundo, y sobre todo, con una sonrisa de oreja a oreja, a mi me entran ganas de comerme el tiempo haciendo todo aquello que he deseado y soñado hacer y de no perder el tiempo en banalidades.

   Ese es el lado positivo, el enorme y hasta heroico ejemplo que suponen los casos de pequeños que siguen viviendo y aprovechando la oportunidad de vivir tan solo un día más, o unas simples horas. En este mundo en el que son tantos los que se pierden y mueren en la lacra de la droga, del alcohol, los que siendo totalmente conscientes se nutren de una forma de vida que atraerá a la muerte más temprano que tarde, ellos, los pequeños que luchan con todas sus pequeñas fuerzas contra un cáncer, están demostrando que esta vida sí vale la pena vivirla con toda intensidad. 

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