23 febrero 2015

El Golpe de Estado del 23 de febrero



El 23 de febrero de 1981, hace hoy treinta y cuatro años, se produjo el asalto armado al Congreso de los Diputados encabezado por elteniente coronel Antonio Tejero. Toda España estuvo pendiente del Congreso de los Diputados durante toda la noche. Noticias, rumores y suposiciones se sucedían durante las largas horas de angustia. Eran las doce y cinco minutos del 24 de febrero cuando los primeros parlamentarios salieron a la carrera de San Jerónimo, tras un encierro de casi dieciocho horas. Numerosas personas que esperaban ese momento, entre ellas familiares y amigos de los diputados y militantes de los diversos partidos, comenzaron a aplaudir y gritar «¡Viva la democracia!» y «¡Viva la Constitución!». Los cientos de representantes de los medios informativos que habían seguido el desarrollo de los hechos les rodeaban para obtener sus primeras declaraciones. La emoción se reflejaba en todos los rostros. Varios parlamentarios contaron que, poco antes de que les autorizase a salir, Tejero había dicho: «Ustedes, tranquilos, ya pueden marcharse; yo ahora tendré que apechugar con treinta o cuarenta años de cárcel.»
Todo esto es bien conocido ya. Pero hoy queremos hablar de las fotografías del asalto. Los fotógrafos de los medios ocupaban las dos escaleras destinadas a ellos durante la sesión en la que se votaba la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como nuevo presidente del gobierno. El único medio que tenía fotógrafos en los dos lados del hemiciclo era la agencia EFE, con Manuel Pérez Barriopedro a un lado (que ganó el World Press Photo de 1981) y Manuel Hernández de León al otro. El primero consiguió sacar un carrete escondiéndolo en un zapato, y el segundo lo sacó guardado en los calzoncillos. Las dos imágenes son magníficas. La de Barriopedro se convirtió en un verdadero icono: Tejero alzando su mano izquierda, una pistola en la derecha, en el momento de gritar «¡Quieto todo el mundo!». La de Hernández de León, algo menos conocida, me parece al menos tan buena como la anterior. Tejero mira directamente a cámara; Bonomordisquea su lengua delante de él; Landelino Lavilla observa, incrédulo al guardia civil. Son, desde luego magníficas. Y sus autores tuvieron el enorme valor y la astucia de sacar consigo los carretes la misma noche, por lo que al día siguiente fueron las dos únicas imágenes del interior.
Pero Teodoro Naranjo se encontraba también en el Congreso de los Diputados. Estaba en la parte derecha, justo encima de la entrada. Y también hizo fotos. Sólo que a él, como al resto de los fotógrafos acreditados, le quitaron el material, incluidos los carretes, que no consiguió esconder. Al día siguiente pudo acudir a recoger sus pertenencias y consiguió revelar unas cuantas fotos, entre las que estaba esta que traemos aquí. Añade una visión más amplia del momento crucial. Se ve a Suárez y Gutiérrez Mellado de frente, con una panorámica más amplia del hemiciclo. Y se ve a Manuel Pérez Barriopedro, con la cámara alzada, arriba del todo de la escalera de los fotógrafos. De haber conseguido sacar el carrete Teodoro Naranjo, el 24 de febrero la portada de ABC, al menos, habría sido suya. El 25 de febrero, el gran Naranjo publicó sus fotos, pero se quedó sin «su» portada del día anterior, cuando debían haberse publicado. Seguro que reflexionó sobre la oportunidad en el periodismo, en la importancia de ser el primero. En fin, en cualquier caso se merece estar junto a Barriopedro y Manuel Hernández de León, «Manolín». Tres enormes fotógrafos.
Teodoro Naranjo (1930-1982) es uno de los mejores fotoperiodistas que ha dado España. Vinculado durante toda su vida a ABC, dónde entró en la sección de huecograbado con tan solo 15 años, falleció el mismo día que cumplió 52 años. En su esquela le acompañó el título de redactor de ABC, porque desde su fundación, los fotógrafos de nuestro periódico tuvieron la consideración de redactores gráficos. Periodistas antes que fotógrafos.


Fuente e imagen: http://www.abc.es/abcfoto/revelado/20150223/abci-golpe-estado-201502202014.html



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